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Argentina
22 de enero de 2021
ENTREVISTA

Industria del chocolate: cómo sobrevivir al coronavirus

Luis Brogger, fundador de Abuela Goye y Tante Frida, dos reconocidas marcas del chocolate de Bariloche, relata cómo fue sobrellevar el 2020. Con más de treinta años en el sector, la calificó como la peor crisis de la historia. Las expectativas para este año

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Por Mariela Branda 

Luis Brogger, chocolatero de oficio desde hace más de treinta años, fundador de Abuela Goye y Tante Frida y presidente de la Cámara que nuclea al sector en la localidad de Bariloche, relató a La Tecla Patagonia, cómo atravesaron la que calificó como “la crisis más fuerte” de la historia en la industria del chocolate artesanal. 

Luis tiene 70 años, está casado en segundas nupcias y tiene siete hijos, aunque solo uno de ellos sigue sus pasos con el chocolate en Villa La Angostura. Por su edad es paciente de riesgo, sin embargo sostiene sin dudarlo, que necesitan que el turismo vaya recuperándose de a poco para poder levantar cabeza. El 2020 fue el peor año que le tocó atravesar y lleva más de 30 en el rubro del chocolate artesanal. 

Con la voz cansada pero guardando cierto optimismo, es consciente que hay que seguir cuidando la salud. Sabe que para el turismo internacional, el que deja plata en la ciudad, falta mucho. Se conforma con el escenario actual y pide a las autoridades que no den marcha atrás con las aperturas. Tiene 17 empleados a su cargo y reconoce que ellos también “pusieron la espalda” durante el año que pasó. Ayudaron los ATP y los créditos, pero  fueron atenuantes. Hoy sería catastrófico para su empresa regresar a las restricciones del año anterior. 

Luis cuenta con orgullo cómo llegaron sus abuelos a la localidad patagónica para instalarse y cómo fueron sus primeras incursiones con la repostería. “Mi familia llegó a Bariloche a principio del 1900, mis abuelos eran hijos de suizos y dinamarqueses. De parte de la familia de mi madre hemos heredado esto de la repostería, que la hacíamos en casa por supuesto. La que se dedicaba era mi abuela. Más allá de este antecedente repostero en la familia, yo no había tenido acercamiento con el chocolate hasta el año 1975. Allí abrí mi primera chocolatería en sociedad con otra persona cuando tenía 25 años”, relata Brogger. 



“Fue una experiencia bastante rica porque fue un gran aprendizaje. Ya se vislumbraba que en Bariloche había una gran posibilidad con esta actividad. Fuimos viendo que el chocolate tenía una gran aceptación entre los turistas que llegaban a Bariloche como producto souvenir. En esa época la actividad económica giraba en torno a la madera y los pulóveres. El chocolate luego se instaló y fue un boom. Creo que por el parecido con Suiza, por el clima, por las montañas. Con el crecimiento del turismo en Bariloche la industria chocolatera se impulsó de manera exponencial. En esa primera experiencia estuve cinco años hasta que terminamos la sociedad. Luego en conjunto con mi hermano puse Abuela Goye en 1981, en homenaje a mi abuela que fue quien nos había inspirado y acercado a la repostería. Estuve ahí hasta el año 1994, hasta que me separé y puse Tante Frida, como un homenaje a mi tía que era la mano derecha mía en Abuela Goye, una mujer grande pero con mucho espíritu de trabajo”, continuó relatando Luis. 

Brogger califica como los años dorados del chocolate los comprendidos en la década del ´80 donde marca un gran crecimiento de la industria del chocolate artesanal en Bariloche. Marca que casi todas las marcas actuales tuvieron sus inicios en esa época.  Al mismo tiempo, señaló como crisis tres momentos en la historia aunque señaló que la peor fue la del año pasado por el coronavirus. 

“Tenemos experiencias de crisis anteriores al Covid. En el año 1997 donde hubo un fuerte brote de hantavirus en esta zona que tuvo un gran impacto en el turismo; luego la crisis en 2011 derivada de la erupción el volcán Puyehue y la más dura por la extensión en el tiempo que fue la del Covid”, contó. 

Respecto a cómo los impactó la pandemia sostuvo: “El primer impacto fue que nos cruzó la pandemia en el momento que nosotros teníamos preparada la Pascua, momento para el que se trabaja con mucha anticipación y se invierte mucho. Nos quedamos con miles de productos terminamos y elaborados pero sin turismo. Y con muchas dificultades para abrir mercados nuevos en otros lugares porque esto requiere tiempo y dinero. Cada empresa fue armando algún esquema de supervivencia; dos de las empresas tenían locales en Buenos Aires por lo cual pudieron sostener algo de flujo; otras fomentaron la venta online; se abocaron al delivery dentro de la ciudad con productos alternos como helados y postres. Cada una le fue encontrando la vuelta a esta supervivencia que fue realmente larga y la padecimos mucho.  Las empresas perdieron plata y los trabajadores también”.




Sobre los números del sector durante la pandemia, se calcula que hoy el grueso de las empresas estamos facturando apenas el 60% de lo que facturábamos normalmente en épocas con turismo a pleno.  Hubo momentos durante el año pasado que la facturación rozó el 30 %. La mayor pérdida laboral se evidenció en los empleos temporarios. 

Obviamente las ayudas desde el Estado ya sea nacional, provincial o municipal, sirvieron. Muchas empresas sostuvieron a los empleados solamente con los ATP, unas pocas con algo más. Después de junio, cuando ya tuvimos la certeza que perdíamos la temporada de invierno, se comenzó a hacer más necesario el sostén con los aportes del Estado mediante los Repro y los ATP”, señaló. 




Luis consideró imperioso que no se vuelvan a las restricciones y se mantenga la apertura turística a pesar que la Ciudad registra un alto crecimiento de casos. “Es muy difícil expresarse en este aspecto  porque el impacto económico también genera otras cosas. Me parece que es necesario sostener esta alternativa, creo que con la llegada de la vacuna se puede empezar a solucionar este dilema. Hoy tiene una alta tasa de contagio pero también un buen nivel de ocupación. Es un tema complicado”.

Por último sobre el turismo internacional “no tenemos perspectivas sobre esta apertura.  Hoy lo que nos está favoreciendo pero no al mismo nivel es que la gente que solía irse a vacacionar al extranjero está viniendo a la Patagonia”.  

“Nuestra gran expectativa para este 2021 es poder cerrar el año volviendo a la parámetros de 2019. Con un Bariloche lleno de turistas y como consecuencia con trabajo pleno para todos”, culminó. 
 

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