La Tecla Patagonia
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No es ninguna novedad que cuando se habla de Vaca Muerta se hace referencia a uno de los puntos estratégicos más importantes de la producción hidrocarburífera nacional. Tampoco sorprende a nadie que la pandemia haya calado hondo en la realidad económica del sector, aunque eso parece empezar a sonar cada vez más lejano.
"Fue complicado, sigue siendo complejo porque obviamente la reactivación se está generando y se está dando, pero en la actividad hay empresas que siguen muy golpeadas. Hay contratos que no se han charlado, principalmente con nuevas obras dentro de los yacimientos”, explicó el especialista. Sea como sea, en solo cinco meses del 2021, la producción de Vaca Muerta dobló los números de todo el 2020 y ese no es un dato menor.
Inversiones en el sector
Sin embargo, gracias a la pronta reactivación, la esperanza de recibir inversores creció como un oásis en el desierto. “Se están generando inversiones, pero no se trata de un furor por Vaca Muerta”, explicó Dreizzen ante la consulta. “Se va a invertir porque es una necesidad mundial, pero también por la importancia que tiene el Plan Gas Ar en la región”.
Si bien “no se trata de un boom” de inversiones, “es plata que se queda en el país, plata fresca en medio de cientas de complejidades económicas argentinas que no presentan las mejores condiciones”.
De todas formas, aunque no se trata de una noticia como para que las autoridades petroleras descorchen un champagne, Dreizzen brindó una buena noticia al sector: “El potencial de inversión es inmenso. Este año van a llegar capitales”, aunque avisó: “Va a ser un nivel razonable de inversores, pero sí va a ser mucho más alto que el 2020 que estuvo paralizado”.
Los números que maneja el consultor son buenos para la región, y aunque no se trata de una situación que vaya a salvar a Vaca Muerta por los próximos años, Dreizzen estima que llegará capital por 1500 millones de dólares para el gas y unos 4 mil millones para el petróleo.
Pero, casi sin quererlo, la inversión estatal terminó siendo el salvavidas de Vaca Muerta, ya que, en una gran parte, la reactivación de la Cuenca Neuquina se debió a la producción de gas nacional. “El shale gas creció impresionantemente durante los últimos años por los incentivos recibidos”, expresaron en el informe correspondiente a junio de Ecolatina. “Desde principio de año vienen aumentando fuertemente las fracturas por el lanzamiento del Plan Gas 4 y la recuperación de los precios del petróleo”, agregaron.
Si bien hoy por hoy hay un pacto vigente con Bolivia para la compra de gas natural, la intención de Martínez-y del Gobierno Nacional- es reducir lo máximo posible las importaciones y, por lo tanto, la cantidad de moneda extranjera que se va del país.
Lo cierto es que en medio de una gran crisis económica que no tiene precedentes, Vaca Muerta se las ha ingeniado para sobrevivir pese a la caída de la producción, pero también a la inestabilidad de las empresas, muchas de las cuales no han podido cumplir con los contratos de entrega por falta de gas y petróleo.
La llegada del Plan Gas.Ar significó un aliciente para región, ya que gracias al incentivo, “se han disminuido fuertemente las importaciones de gas licuado en buques y casi a cero las importaciones de líquidos para generación eléctrica. También una disminución de las importaciones de Bolivia por contrato”, explicó Dreizzen.
Cortes de ruta y palos en la rueda de la producción
Es que si se habla del sector petrolero no solo se refiere a las grandes empresas y capitales extranjeros, sino también de todos aquellos pequeños y medianos comerciantes que viven de la actividad. Desde los transportistas hasta empresas técnicas encargadas de realizar las conexiones.
Como si fuera poco, a todo lo anteriormente explicado por la pandemia y las restricciones, se sumó el conflicto de Salud en la provincia. Quizás algún despistado se pregunte cuál es la relación entre la producción hidrocarburífera de los pozos de Añelo y el paro de los trabajadores por aquel entonces, pero la realidad es que los cortes de ruta estratégicos de los interhospitalarios se dieron en las entradas y salidas a los pozos petroleros.
Fueron 21 días exactos los que las rutas provinciales estuvieron cortadas por el reclamo, lo que ocasionó el “cierre de la Cuenca por la imposibilidad de evacuación de camiones”, que se tradujo en una pérdida de 10kbbl/d de crudo, lo que significa un 2% de la producción total. “Creemos que en el total mensual puede haber afectado a la producción en un 1% (5 kbbl/d)”, estipularon desde Ecolatina.
"La repercusión del conflicto fue enorme en todo sentido. Tanto en lo que fue la sinergia económica y local como en el desarrollo de la actividad y el impacto directo que tuvo en el trabajo de las personas de la región”, expresó Morales.
Claro, es que el el paro de los trabajadores de salud, sumado a los problemas de la pandemia, significaron la imposibilidad de ejecutar algunos contratos firmados por las empresas neuquinas. “Es difícil trabajar con este tipo de contratos para mantener los sueldos y la gente. Eso nos repercute a los municipios, porque el pasivo social que queda es importante. Mucha gente desocupada”, aclaró.
Sin embargo, las esperanzas del intendente, en las que también se apoya el gobernador Omar Gutierrez, siguen intactas. “Se empiezan a mover muy de a poco las inversiones que estuvieron frenadas durante el 2020. Se empieza a ver que comienza de nuevo a movilizarse con muchas expectativas de lo que pase con el desarrollo”, aclaró.
Es por esta misma razón, que el intendente busca fortalecer la sinergia económica local y provincial. Y aunque aseguró que “vamos muy de a poco”, destacó la importancia de generar un “trabajo consensuado” para encontrar alternativas que permitan buscar las “garantías para que el empresariado provincial pueda tener la certeza de mejora para seguir vinculados a la actividad hidrocarburífera”, concluyó.
Pese a la caída de la producción y la delicada situación por culpa de la pandemia y sus restricciones a nivel mundial, las distintas autoridades de Vaca Muerta miran hacia el futuro y se regocijan con la llegada de posibles inversiones. Desde Nación también festejan, no solo la posibilidad de fortalecer la economía nacional y evitar la fuga de dólares, sino también el abastecimiento del gas al país.
Estas nuevas instalaciones eran parte del Plan Gas.Ar, con lo que se esperaba llegar a cumplir con la demanda nacional. Ahora, ante este retraso, desde el Gobierno ya abrieron el paracaídas y se abastecerán con las importaciones correspondientes al gas natural licuado (GNL).
De esta forma, según informó la Secretaría de Energía dirigida por el neuquino Darío Martínez, durante los meses más fríos, la necesidad nacional se abastecerá, en un 74% de las cuencas argentinas, mientras que GNL aportará un 17%. El 9% restante se satisfacerá con la llegada del gas boliviano.
Por lo pronto no parece haber respiro para la producción en Vaca Muerta, que por un lado festejará la reactivación de los pozos, pero por el otro hará malabares para llegar a satisfacer la demanda nacional de gas en los meses invernales. Las expectativas están puestas en el salvavidas de Martínez y su Plan Gas.Ar, que deja reflejar un halo de luz para el sector.