Por Ana Servidio (Concejala del Frente de Todos en Neuquén - Socióloga)
Se acercan las elecciones nacionales para renovar la mitad de la cámara de diputados y, con ellas, la implementación completa de la ley de paridad nacional (Ley 27.412). Dicha normativa fue sancionada en el año 2017 y su primera implementación fue aplicada para la renovación de la mitad de la cámara de diputados en 2019. De esta manera, su efecto completo podrá observarse en las próximas elecciones cuando se renueve la otra mitad de la cámara.
Como sociedad, asumimos el compromiso de asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres en el ámbito público, así como la igualdad de oportunidades en el acceso a los cargos representativos y de liderazgos.
Las mujeres debemos encabezar las listas, sin distinción del espacio en el que militemos, para garantizar que la igualdad sea representada en el Congreso nacional, porque cuando no encabezamos el impacto de la paridad sobre la elección de mujeres es menor.
En las elecciones pasadas, a nivel nacional, solo el 20% de las listas fueron encabezadas por mujeres, lo que termina dificultando la implementación de la ley dado que cuando se elige un número impar de candidatos, como es el caso de la provincia del Neuquén, no puede haber 50% de ambos sexos. Como consecuencia de ello, el género de la cabeza de lista hace la diferencia producto de la alternancia secuencial de sexos por binomios que establece la Ley 27.412.
Si bien nuestro país a avanzado en materia normativa -impulsado por la lucha del movimiento de mujeres- al implementar la ley de cupo o de paridad que buscan paliar la desigualdad de género en el ámbito público de quienes representan al 51% de la población, en la actualidad la cámara de diputados está integrada por 58,76% de hombres y 41,24% de mujeres. Y de las 5 bancas que tiene Neuquén, solo 1 es ocupada por una mujer.
Que la paridad sea real, que la igualdad en la representación de los cargos sea un hecho, depende en esta instancia -en parte-, del compromiso de los partidos políticos en garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres a la hora de proponer las candidaturas. Porque acá no existe un problema ni de mérito ni de falta de capacidad, sino que se trata del lugar en que la sociedad en general, y los espacios políticos en particular, han repetido lógicas históricas que debemos cambiar.
El Peronismo fue y es un movimiento que ha sabido, a lo largo de la historia, interpretar y asumir las distintas demandas que la sociedad y los distintos colectivos han ido manifestando. El reconocimiento de derechos sociales, políticos, económicos es la razón de ser de nuestro espacio. Desde la promulgación de la ley, que instituye el voto femenino, en 1947 promovido por nuestra querida Evita, quien encabezara una fuerte campaña en favor del reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, hasta la actualidad podemos enunciar importantes conquistas al respecto. Rol protagónico ha tenido, y tiene, nuestra conductora Cristina Fernández, quien ha impulsado políticas con perspectiva de género que han transformado nuestra sociedad, ampliando derechos.
Con esta historia y con estas referencias, las mujeres peleamos también por una democracia paritaria y este es el año para lograrla. Aún nos faltan aproximadamente 15 mujeres en las bancas del Congreso nacional para que así sea y desde Neuquén no me cabe ninguna duda de que sumaremos para ello. Por el bien de Todxs.
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