15 de agosto de 2021
CAMBIAR LA MIRADA
Juventud, adultez y política
El analista y director de Par Consultores, Lasse Paniceres, pone de relieve varios conceptos para tener en cuenta a la hora de hablar de la participación de los jóvenes en la vida democrática. Dejar de concebirlos desde una óptica paternalista, es el gran desafío
Por Lasse Paniceres
(Analista político - Par Consultores)
"Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de juventudes y adolescencias es que siempre lo hacemos desde una perspectiva de superioridad, donde la adultez es el “sentido común vigente”. Abordamos el tema como un objeto de estudio donde lo que prima es la cosificación del sujeto. Vemos al joven como una cosa investigar, es más, desde la academia hay investigaciones que apuntan a la niñez, adolescencia, juventud o a la tercera edad, pero no abundan estudios sobre la “adultez” porque se presume que el adulto es la forma óptima del desarrollo humano, con superioridad en lo moral y racional respecto de las otras etapas de la vida del sujeto.
El abordaje general es de una juventud tutelada a partir de una actitud paternalista sobre una etapa puente en la vida. Esta actitud genera una interpelación unidireccional donde no se lo escucha al joven sino más bien que “se lo piensa” y las políticas que los regirán desde el adultocentrismo, tienen como horizonte la realidad actual y pasada de ese adulto.
Las experiencias mayoritarias de incorporación al mundo político buscan que las juventudes entren sin desafiar el status quo y esto es un contrasentido cultural (y tal vez biológico). Debemos aclarar que la política argentina conforma su habitus y la reproducción de las condiciones de dominación a partir de la concepción del mundo de su grupo dominante que son, primordialmente, varones y adultos. Las instancias de participación a los jóvenes se circunscriben a su segmento etario, es decir, al área de juventud, género o de deporte recreativo, pero nunca en sectores estratégicos como puede ser la toma de decisiones en materia económica. En el fondo se presume una idea de inferioridad cognitiva, racional, moral y ética. Los casos de llegada de jóvenes a la arena de la política hegemónica son subestimados y estigmatizados como es el caso de Ofelia Fernández.
Actualmente, la tentación de gran parte del espectro político de intentar “llegarle” a los sub-25 copiando elementos de identificación generacional como, por ejemplo: un spot al ritmo del RKT, esto es no entender que no hay que “llegarle”, hay que interpelarlos y dialogar en un espacio de horizontalidad sin paternalismos. Sí la dirigencia no ve esto será imposible una vinculación efectiva, donde se perderá paulatinamente el puente con el 20% del padrón electoral que tiene entre 16 y 24 años".
