En el marco de un clima de tensión por la vuelta a las aulas, el obispo de Santa Cruz, Jorge García Cuerva, opinó respecto al pase sanitario que impuso el gobierno provincial para los y las alumnas. La opinión del prelado llamó la atención y podría ayudar a amainar las diferencias de cara al comienzo del ciclo lectivo.
"Tengo la misma opinión: en cuestión de salud, que hablen los médicos y si el personal de salud, los médicos, consideran que debemos estar vacunados, está bien", expresó Cuerva, en referencia a la medida sanitaria que instaló Provincia.
El obispo reforzó su posicionamiento, asegurando que actualmente existen “otras vacunas que sí son obligatorias para asistir a clases y nadie se queja”. “Así que hay un Plan de Vacunación contra el COVID-19 que me parece que es bueno, queda esperanza, y además sabemos que quiénes se han vacunado transitaron la enfermedad de manera amas leve", puntualizó en diálogo con Tiempo Sur.
Posteriormente, Jorge García Cuerva lo relacionó a las enseñanzas del líder de la Iglesia Católica: “El Papa dice que vacunar es un acto de amor porque se piensa en el otro y no sólo en mí, y con este principio, es importante que todos estemos vacunados".
CRÍTICAS POR LA SITUACIÓN SOCIAL
Sin embargo, el obispo marcó objetividad al mencionar la dura situación social que se vive en todo el país. Después se enfocó en “las barriadas” de Santa Cruz y aseguró que existe mucha “angustia, tristeza y soledad”.
"Me preocupa porque se viene un año muy difícil para todos", dijo García Cuerva, en referencia a los índices de inflación que se pronostican y por “tanta gente viviendo una situación de pobreza”.
“En nuestra Patria se presenta una vez más el desafío de atender la deuda pública, sin dejar de atender las deudas sociales”, expresó el obispo, que relacionó el tema con la deuda que el gobierno tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y cómo eso podría generar todavía más consecuencias.
“La deuda social, está ligada a la falta de trabajo o trabajo precario con la inflación, que se suma a las secuelas de la pandemia que todavía están vigentes. Hay mucha angustia, tristeza y soledad. En Puerto Deseado estuve conversando y uno nota que mucha gente pone su fe en Dios, que están muy quebrados psicológica y anímicamente", relató el sacerdote. |