En los principales espacios políticos de la Provincia, los posibles candidatos ya pusieron primera de cara a las elecciones de 2023. El futuro de Alicia Kirchner y cómo un posible retiro puede condicionar al oficialismo. ¿La oposición formará una gran alianza para terminar con 30 años de gobiernos K?
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Todas las señales apuntan a que el 2023 puede ser un año bisagra para la política santacruceña. En las elecciones legislativas pasadas, con la separación de SER del oficialismo K, se quebró la dinámica peronismo-radicalismo que se venía manejando desde hace más de tres décadas.
Y ahora nos encontramos en un escenario con tres fuerzas políticas lo suficientemente diferentes para que cada una tenga su propio núcleo duro dentro del electorado de la provincia continental más austral de Argentina.
Si bien el camino a recorrer sigue siendo largo, ya que todavía quedan casi 10 meses para las elecciones y, seguramente, habrá que esperar hasta junio para que las candidaturas sean oficiales con el cierre de listas -si es que el oficialismo no usa su mayoría en la Legislatura para desdoblar las elecciones y adelantar los comicios provinciales-, lo cierto es que desde hace un tiempo en los distintos espacios ya empiezan a surgir nombres para apuntarse por la carrera hacia Alcorta 231 en Río Gallegos, e inclusive ya hay algunos que están volcados de lleno a la campaña, promocionando su imagen, la de su partido y la gestión, en caso del poder de turno, para mantener y agrandar una base electoral que les permita acceder a la gobernación.
Así, tanto en el Frente de Todos, como en Cambia Santa Cruz y SER comienzan a abordar el tema electoral para plantear estrategia y dirimir quienes encabezaran las postulaciones para estar al frente del Ejecutivo Provincial, con un oficialismo que arranca con cierta ventaja, ya que como vienen apuntando distintos referentes de la oposición “ellos son los que finalmente terminan poniendo las reglas del juego”.
El Frente de Todos, la tarea de darle continuidad al Kirchnerismo
Desde la vuelta de la Democracia, en 1983, Santa Cruz ha sido un territorio regido por el peronismo y desde 1991, con la asunción de Néstor Kirchner como gobernador, la Provincia se ha mantenido en manos de aliados de quien fue después presidente de la Nación. Actualmente la que mantiene vivo al modelo implantado hace tres décadas es Alicia Kirchner, que en 2023 cumplirá su segundo mandato consecutivo y aún no ha dejado en claro si aprovechará la reelección indefinida e irá por un tercer periodo o cederá su lugar a alguno de sus copartidarios.
A mitad de año, circularon trascendidos que indicaban un posible retiro de Alicia de la administración pública para terminar su carrera en el ámbito de la militancia. Sin embargo, en las últimas semanas a la gobernadora se le vio dando indicios de que estará al frente de la próxima campaña, ya que entre finales de noviembre e inicios de diciembre se le vio promoviendo su gestión en materia de infraestructura en la Zona Norte de Santa Cruz, inaugurando y recorriendo una serie de obras en municipios como Las Heras, Pico Truncado, Fitz Roy y Perito Moreno, cuyas publicaciones en el sitio de prensa oficial reiteraban el mismo slogan: “Hechos para crecer”.
Lo más llamativo del tour de la Gobernadora es que estuvo en localidades que llevaba años sin visitar, detalle que no pasó desapercibido en la oposición para criticar esas “fugaces” apariciones solamente cuando se reencausar la merma de votos de las últimas elecciones. Además, a la mandataria se le reprocho que la mayoría de las obras estuvieran inconclusas o que ya estaban funcionando desde hace un tiempo, como en las Heras, donde presentó una planta de gas, que según el diputado provincial de SER, Hernán Elorrieta, lleva 5 años de operación y cuya construcción perjudico el acueducto de uno de los barrios aledaños.
Más allá de la promoción de sus 7 años como gobernadora, el rol de Alicia y su decisión de continuar o no en el cargo sin dudas serán los grandes ordenadores del oficialismo de cara al año que viene. No obstante, con la Ley de Lemas en vigencia –que suma todos los votos de los candidatos de una misma coalición-, también se pueden meter en disputa algunos nombres que ya están buscando sobresalir en el Frente de Todos.
Entre los nombres que en este momento parecen perfilarse hacia la gobernación se encuentran el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso; el jefe comunal de El Calafate, Javier Belloni; el presidente de YPF, Pablo González.
Tal como lo hizo Alicia en el norte santacruceño, pero con intenciones claras de hacer notar una candidatura, Grasso también hizo su propio recorrido con el lema “Construyamos Juntos”, en donde se reunió con diferentes referentes de la zona con el objetivo de buscar adhesiones a su propio espacio. En 2019, el actual intendente de la Capital le devolvió la ciudad más grande de Santa Cruz al Kicrhnerismo con 16.700 votos, un 63,12% del total de los electores habilitados para participar de los comicios, lo que le deja una plataforma sólida para el 2023. La duda es si ese resultado se puede replicar en la Provincia.
Otro de los pesos pesados dentro del oficialismo santacruceño es Javier Belloni. El intendente de El Calafate viene reiterando que para que surja una candidatura tiene que haber un consenso entre el Frente De Todos, pero cuando se postuló en 2019, solamente le faltaron unos 4 mil votos para que su sublema prevaleciera sobre el de Alicia. No obstante, esos 32.658 votos fueron claves para que la gobernadora obtuviera un segundo mandato. Ese mismo año, Belloni demostró tener un caudal electoral amplio, ya que fue elegido como jefe comunal del Calafate por cuarta vez, con el 79.82% de los votos.
Otro nombre que puede entrar en colación es el de Pablo González. El presidente de YPF posee una notable experiencia en el terreno político, ya que en entre 2011 y 2015 tuvo su primer paso por el Congreso Nacional, como senador. Después, durante el primer periodo de Alicia en la gobernación, ofició como su vice. Para luego regresar al Parlamento en 2019, pero esa vez como diputado por 2 años, antes de asumir como titular de la petrolera estatal, y ahí es donde González expone los pergaminos suficientes que lo pueden posicionar como candidato, ya que en este momento la gestión de YPF en Vaca Muerta logró que el yacimiento deje un saldo de 2 mil millones de dólares en exportaciones de crudo para este año, así como un par de proyectos que potenciarían a Argentina en Materia Energética en el corto y mediano plazo. Además, prometió que habrán proyectos de exploración en Santa Cruz.
Hace unos meses, en La Tecla Patagonia publicamos un artículo que se refería a las posibilidades de Máximo Kirchner de regresar Santa Cruz para postularse a la gobernación. El hijo de Néstor tiene formación política de familia y una trayectoria que podría acreditar una posible postulación. Empero, el talón de Aquiles del actual diputado nacional es su falta de experiencia en el ámbito ejecutivo.
Es importante resaltar un aspecto de Santa Cruz que la hace única dentro del territorio nacional: su bajísima densidad poblacional. Después de Buenos Aires, la Provincia es la segunda más extensa, pero allí solamente habita casi un 0.7% de la población en Argentina, por lo que el promedio de habitantes es de una persona por kilómetro cuadrado, lo que hace que la distancia entre localidades sea más extensa que otros distritos dentro de la Patagonia misma. En este contexto, la mayoría de los votos depende de los armados de base en los municipios y esto le ha permitido peronismo kirchnerista mantener el control en 12 de las 15 comunas que integran la Provincia.
Y la oposición, ¿se junta?
Solamente tres municipios de Santa Cruz son gestionados por personas desalineadas por el oficialismo: Las Heras, con José María Carambia del partido Movere; 28 de Noviembre, con Fernando Españon de SER; y Puerto San Julián, con Daniel Gardonio de la UCR, que es el componente principal del armado de Cambia Santa Cruz.
Gardonio fue reelecto este año como presidente del comité de la UCR santacruceña y lado del senador Eduardo Costa y la diputada Roxana Reyes son los tres principales exponentes del radicalismo en la Provincia y por lo tanto, los posibles candidatos por parte de Cambia Santa Cruz, que tras los resultados de las elecciones legislativas del año pasado, concretaron la certeza que es posible vencer al poder de turno.
Sin las modificaciones que se aprobaron a finales de 2014 con la Ley de Lemas, Eduardo Costa hubiese sido ganado las elecciones para gobernador y UCR estaría al frente de la Provincia por primera vez en 50 años. Sin embargo, los 71.227 votos obtenidos por el ahora senador no fueron suficientes frente a los 87.220 de la sumatoria entre Alicia Kirchner y Daniel Peralta. Desde su primera candidatura en 2007, Costa fue creciendo en votos hasta llegar al punto más alto en 2015. Sin embargo en 2019, el parlamentario tuvo una merma enorme que lo dejo con 25.983 votos. ¿Habrá una quinta postulación en 2023?
En el caso de Reyes, la diputada nacional recientemente estuvo recorriendo la Provincia junto al presidente del bloque opositor en la Legislatura, Daniel Roquel, y la vocal del Tribunal de Cuentas, Yanina Gribaudo. El año pasado, la diputada fue el centro de la escena al lograr 57.571 votos entre los electores santacruceños y retener su banca en el congreso, por lo que esos números la pueden entusiasmar con una candidatura.
En menor medida, el nombre Leonardo Roquel también puede entrar en colación, el concejal de Río Gallegos acompaño en la boleta a Reyes el año pasado y a pesar de no entrar en la Cámara de Diputados, desde el resto de la coalición destacaron que el joven dirigente, que responde al espacio Evolución de Martín Lousteau, es una de las grandes promesas que tiene el radicalismo en Santa Cruz.
El batacazo de Cambia Santa Cruz en 2021 estuvo eclipsado por la sorprendente elección de Secretario General del Sindicato Petrolero y Gas Privado de Santa Cruz, Claudio Vidal con el partido SER, que le permitió acceder a una banca en Diputados. Del partido SER ya es conocida su historia: fue fundado en junio de 2019 como la pata de los petroleros dentro del Frente de Todos y esos 24.625 votos del sublema de la primera postulación para la gobernación de Vidal también aportaron para la victoria de Alicia Kicrhner. Dos años más tarde, con diferencias hacia el oficialismo y dándose cuenta de su capital político, SER se separó del FdT, para posicionarse como la segunda fuerza más votada en la Provincia.
De la candidatura de Claudio Vidal hay pocas dudas. Desde hace un tiempo, el legislador está en modo campaña y acompañado por su equipo de comunicación, viene visitando varios puntos del territorio santacruceño para exponer la falta de gestión del oficialismo, como lo hizo en la abandonada refinería de Punta Loyola y con el estado de las rutas. Asimismo, el petrolero también se ha manifestado a favor de los gremios docentes de la Provincia, que tienen un constante conflicto con el Consejo Provincial de la Educación. La idea de Vidal es darle un lavado de cara a SER para presentarlo como el peronismo no kirchnerista de la Provincia.
Además, el congresista ha utilizado su plataforma y su rol dentro del Sindicato de Petróleo para poner su sello “Gestión Claudio Vidal” a las diferentes acciones que ha llevado con el gremio durante este año, como inaugurar una proveeduría en Río Gallegos o recuperar la sede del gremio en Caleta Olivia.
Todo el 2022 estuvo marcado por transcendidos en los medios de una posible alianza entre SER y Cambia para las elecciones del 2023. En octubre, cuando la mesa de la coalición se reunió en Las Heras, se llegó a la determinación de que todos los sectores tenían que estar de acuerdo para juntar fuerzas con el partido del petrolero, por lo que la posibilidad existe y la aritmética señala, que con la Ley de Lemas, los números sobran para desplazar al oficialismo. No obstante, la mayoría de análisis que vaticinan un triunfo por parte de Vidal, no toman en cuenta que la reacción de un electorado que históricamente voto al peronismo o radicalismo, pueda ser contraproducente para una alianza que propone parte de un espacio que siempre se opuso al otro.
Así, termina un año en el que todas las fichas ya se empiezan a posicionar para vivir un año electoral atípico en una provincia, que hasta hace no mucho tenía los resultados más previsibles de todo el País.