Ayer Netflix estrenó “El amor después del amor” y ya se convirtió en un suceso, allí se narra la historia de Fito Páez desde sus comienzos, pero si hay un hecho trascendental que signó los caminos de su vida, tuvo que ver con un acontecimiento lamentable que sufrió.
En 1986, el cantante recibió la peor noticia cuando estaba de gira en Río de Janeiro. Su abuela y su tía, sus madres postizas, fueron asesinadas junto a una empleada que estaba embarazada. Fito perdió a su mamá cuando tenía ocho meses, fue criado por estas mujeres y en más de una oportunidad contó que para él Belia y Pepa, así las llamaba, cumplieron el rol de madres en su vida. Pero todo finalizó de la peor manera cuando que Walter De Giusti, quien había sido compañero de la escuela del artista, las mató.
Los crímenes no solo fueron macabros, sino también confusos. Ya que no se trataba puntualmente de un robo, ni de un accidente, ni de un ajuste de cuentas. Y, para colmo de males, el asesino resultó ser alguien impensado, un ex compañero del colegio del ídolo rosarino. La tía de Fito y la empleada fueron acuchilladas, mientras que su abuela recibió un disparo en la cabeza. El asesino, al ser detenido, confesó el crimen y fue condenado a cadena perpetua. Pero pasó los últimos años de su vida con arresto domiciliario por padecer VIH, y murió en 1998.
Fue el propio Fito Páez quien en una entrevista se refirió a ese momento y destacó el papel crucial que tuvo quien era su pareja entonces, Fabiana Cantilo, al decir: “Ya no había ningún sentido, mataron a tu familia, ya está. Mi papá había muerto hacía un año", y resaltó: “Fabi me saca de la cama, me agarró de los pelos una tarde me puso en un auto y me llevó a la sala de ensayo en Caballito con Luis Alberto, si eso es salvarle la vida a alguien, ella lo hizo y no fue la única vez que lo hizo”.