La lucha de su familia fue ardua y perseverante, ya que en el debate en torno a la donación de órganos todas las acciones de concientización son necesarias y útiles.
Frente a eso, sus padres planteaban lo siguiente: “La agonía de la espera y el tiempo en pausa. ¿Qué harías vos si tu hijo necesita un corazón para seguir viviendo? No nos podemos quedar quietos. Necesitamos llegar a ese corazón, que siga latiendo en Beni”.
De esa forma, cuando el niño aún estaba en lista de espera, así definían sus horas los papás del pequeño que se encontraba desde el pasado 11 de julio en lista de espera en Emergencia Nacional.
Finalmente, hace exactamente dos meses, el 10 de agosto, ese corazón llegó. Hoy late en Beni, y en las últimas horas el pequeño del milagro, recibió el alta.
Su historia indica que Benicio Barrero tiene 3 años, pero desde las 27 semanas en el vientre materno, los médicos descubrieron que llegaba con una malformación congénita. Desde muy chiquito debió someterse a cirugías y diversos tratamientos para mejorar su calidad de vida, sin embargo, con el tiempo todo fue empeorando y eso lo llevó a estar en emergencia nacional porque necesitaba de un corazón para seguir viviendo.
El síndrome de corazón izquierdo hipoplásico que afecta a Benicio es un padecimiento que ocurre cuando partes del lado izquierdo del corazón (válvula mitral, válvula aórtica, ventrículo izquierdo y aorta) no se desarrollan por completo. La afección es congénita (está presente al nacer).
Durante el tiempo de espera, el pedido de sus padres fue desesperado, y así lo hicieron saber en cada oportunidad que podían ser escuchados y lograr que su angustia llegara a más gente, hasta que alguna familia que perdiera a un ser querido, en medio del dolor, se conmueva con ellos.
La Ley Justina (27.447) dispone que "toda persona capaz mayor de 18 años" es posible donante de órganos o tejidos, salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. Entonces, antes de hacer una ablación, los médicos deberán corroborar si el donante, en vida, informó su negativa.
Pero, cuando el donante es pediátrico, tras fallecer, la legislación de nuestro país exige a sus padres o tutores legales el consentimiento y son ellos quienes deciden sin a tan inmenso dolor pueden transformarlo en amor, salvándole la vida a otros 8 niños.
Lo que hoy conocemos como “Ley Justina” primero fue #LaCampañaDeJustina y tuvo su origen en Justina Lo Cane, quien con solo doce años y un trasplante de corazón que no llegaba le pidió a sus padres que siguieran, que había que ayudar a todos los que estuvieran o pudieran estar en su misma situación.