La Tecla Patagonia
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A diez meses de haber asumido a la presidencia, el gobierno argentino enfrenta un complejo panorama macroeconómico a las puertas del año electoral. Un informe del Centro de Asuntos Federales reveló un déficit de reservas netas que asciende a USD 6 mil millones y vencimientos de deuda por USD 17 mil millones en 2025, surge la pregunta crucial: ¿de dónde provendrán los dólares para sostener el programa económico? La falta de coordinación entre la inflación, el crawling peg y las altas tasas de interés genera un ambiente de incertidumbre, que podría desembocar en un ajuste de tipo de cambio inesperado.
Por su parte, el estudio analiza la estrategia de carry trade, implementada por el Ministro de Economía Luis Caputo, y sostiene que dicha estrategia permite mantener una paz cambiaria momentánea, pero también revela la fragilidad del sistema, que podría colapsar si las expectativas de devaluación se materializan. A medida que el superávit comercial se desvanece y el gobierno intenta ajustar el gasto, el equilibrio fiscal se vuelve cada vez más inalcanzable.
Con un ajuste fiscal, el gobierno se enfrenta a la dificultad de mantener el equilibrio entre las partidas automáticas, como jubilaciones y prestaciones sociales, y el recorte de gastos en sectores no automáticos, como salarios y obras públicas. Esta situación genera una creciente tensión en la recaudación, que se ha visto afectada por la caída del 17% interanual del IVA en septiembre.
La economía real, por su parte, muestra indicios de recuperación, pero aún se enfrenta a caídas significativas en el consumo y la producción en varios sectores. A pesar de algunos indicadores positivos, como el crecimiento en ventas de vehículos, la incertidumbre persiste en torno a la sostenibilidad de esta incipiente recuperación. La caída del PBI se estima en un 5% para 2024, lo que complica aún más el panorama fiscal.
En el ámbito político, Javier Milei enfrenta desafíos crecientes a medida que se aproxima el año electoral. Sus decisiones sobre la ley de financiamiento universitario y movilidad jubilatoria han generado descontento, afectando su capital político. Mientras el peronismo sigue desorganizado y sin una oposición efectiva, las reformas propuestas por el gobierno podrían desatar tensiones adicionales.
A nivel global, la economía muestra signos de estabilidad, pero con preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal en países como Estados Unidos y Europa. Las proyecciones indican un crecimiento moderado que podría impactar en la economía argentina, aumentando el riesgo de incumplimientos en el contexto de elevada deuda en los países emergentes.
En cuanto a las inversiones, aunque se esperaban buenos rendimientos tras la llegada de Milei al poder, los resultados han sido variados. Los bonos soberanos han mostrado ganancias, mientras que muchas inversiones bursátiles no han logrado superar la inflación, lo que provoca que los operadores busquen refugio en activos en dólares.
En conclusión, la economía argentina navega entre la necesidad urgente de dólares y un contexto político y económico frágil. La viabilidad del actual esquema macroeconómico depende de la capacidad del gobierno para implementar reformas eficaces y recuperar la confianza de los mercados antes de las elecciones de 2025.