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Domingo, 29 diciembre 2024
Argentina
29 de diciembre de 2024
INFORME

Los balances de las gestiones de los gobernadores patagónicos en 2024

La Tecla Patagonia hace un repaso al accionar político de los mandatarios sureños tras su primer año al frente de sus provincias. Cómo fue la unidad, los logros destacados en cada jurisdicción y qué desafíos quedan por delante 

Los balances de las gestiones de los gobernadores patagónicos en 2024
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El primer año de gestión de los gobernadores patagónicos Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén), Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Vidal (Santa Cruz) se desenvolvió en un escenario nacional complejo, definido por síntomas de una aparente salida a la profunda crisis económica que afectó al País en los últimos años y la llegada de un nuevo gobierno a nivel nacional, factores que exacerbaron las tensiones políticas y presupuestarias. 

Aunque inicialmente articulados en una plataforma de unidad para defender los intereses regionales, los mandatarios divergieron progresivamente al priorizar las necesidades internas de sus provincias. 

En los primeros meses de 2024, los cuatro gobernadores lograron una coalición estratégica en torno a la distribución de recursos federales. La postura firme de Chubut, que amenazó con interrumpir el suministro de hidrocarburos ante la demora en la remisión de fondos coparticipables, catalizó un frente común. Dicho esfuerzo culminó en reformas favorables a las provincias dentro de la Ley Bases.



Sin embargo, esta cohesión inicial se debilitó a medida que cada gobernador redirigió sus esfuerzos hacia las dinámicas internas de sus jurisdicciones, enfrentando presiones locales que les demandaron replantear prioridades y estrategias.

Vidal: la tarea de darle fin a la hegemonía K

En Santa Cruz, Claudio Vidal enfrentó el desafío de gobernar tras 32 años de hegemonía kirchnerista. Su estilo político, marcado por el hermetismo y la limitada exposición mediática, generó tensiones tanto con actores políticos locales como con sectores sociales. 

Uno de sus logros más destacados fue la derogación de la Ley de Lemas en mayo, un sistema electoral vigente desde 1988 que había favorecido la continuidad del kirchnerismo. Este cambio, aclamado por diversos sectores como un avance hacia una democracia más transparente, se produjo en un contexto de negociaciones tensas y resistencia de actores tradicionales del poder político provincial.



Sin embargo, Vidal evitó abordar el tema de la reelección indefinida, dejando a Santa Cruz como la única provincia argentina donde esta práctica sigue vigente, un hecho que continúa generando debates acalorados entre la ciudadanía y las fuerzas políticas.

La gestión de Vidal también se vio marcada por la emergencia climática tras un temporal de nieve en junio que dejó acumulaciones de casi un metro en ciertas regiones, provocando pérdidas superiores al 50% del ganado ovino y bovino. Aunque el gobierno activó protocolos de asistencia y declaró la emergencia climática, las secuelas económicas y sociales persisten, afectando especialmente a comunidades rurales ya vulnerables. 

Además, si bien al inicio del ciclo lectivo la relación se dio en buenos términos, el prolongado conflicto docente en la última parte del año y un 2025 incierto para la educación subraya la dificultad de generar consensos en una provincia con históricas tensiones laborales y desequilibrios estructurales. Los enfrentamientos entre el sindicato y el gobierno provincial también revelaron la necesidad de una revisión integral del sistema educativo y de estrategias innovadoras para fomentar el diálogo y la colaboración.

Torres: un bisturí más que una motosierra

Por otro lado, Ignacio Torres, gobernador de Chubut, optó por un enfoque pragmático orientado a la gestión territorial. Su relación con el gobierno nacional evolucionó de la confrontación inicial a una cooperación estratégica, siendo uno de los principales impulsores, a través de Edith Terenzi, para la conformación del interbloque Provincias Unidas en el Senado Nacional, lo que facilitó la inclusión de Chubut en discusiones federales clave.

Entre sus logros destacan la implementación del primer Código Electoral Provincial y una de las leyes de Ficha Limpia más estrictas del país, fortaleciendo la institucionalidad y la transparencia en la provincia. Este marco legal ha sido aplaudido como un ejemplo de compromiso con la modernización institucional, aunque también ha generado críticas de ciertos sectores que consideran que su aplicación podría ser utilizada con fines políticos.



Torres consolidó además una imagen de proximidad con las comunidades locales, gestionando conflictos gremiales y legislativos con notable estabilidad. Las reformas en el régimen de ingresos para la administración pública, orientadas a mejorar la eficiencia y a promover un uso más racional de los recursos fiscales, posicionaron a Chubut como un actor clave en la región. 

A pesar de estos avances, Torres enfrenta el desafío de mantener el equilibrio en un contexto macroeconómico que en su mayoría no es conveniente para los chubutenses, donde las presiones inflacionarias y las restricciones presupuestarias complican la implementación de políticas públicas a largo plazo.

Weretilneck: estabilidad para ganar

En Río Negro, Alberto Weretilneck retomó el poder para cumplir un tercer mandato con una agenda ambiciosa y un enfoque renovado. La instalación de la planta de gas natural licuado (GNL) de YPF en Punta Colorada fue un hito estratégico que reafirmó el liderazgo provincial en la transición energética, además de consolidar ventajas competitivas frente a Buenos Aires. 

Otros proyectos relevantes incluyeron la adhesión al Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), diseñado para atraer capitales privados hacia infraestructura crítica. Estas iniciativas reforzaron a Río Negro como un punto de referencia en la generación de energías limpias y en la atracción de inversiones extranjeras, aunque aún existen desafíos relacionados con la sostenibilidad ambiental y la participación de las comunidades locales en estos proyectos.



No obstante, los desafíos no estuvieron ausentes. El sistema de salud rionegrino enfrenta una crisis estructural, agravada por conflictos gremiales prolongados que pusieron en evidencia deficiencias históricas en la gestión de recursos humanos y financieros. Así como la falta de concreción del ambicioso proyecto de la empresa australiana Fortescue para generar hidrogeno verde, que ha estado en veremos desde que se anunció hace unos 4 años. Pese a ello, Weretilneck mantuvo la estabilidad fiscal y sorteó conflictos salariales significativos, reflejando su experiencia en la gestión pública. 

La habilidad del mandatario para negociar transferencias presupuestarias con el Gobierno Nacional contribuyó a cumplir con los compromisos económicos provinciales, sentando las bases para un crecimiento sostenido. Sin embargo, el futuro de la provincia dependerá en gran medida de su capacidad para implementar reformas estructurales que garanticen una mejora duradera en los servicios públicos y en la calidad de vida de sus habitantes.

Figueroa: Vaca Muerta y más allá

En Neuquén, Rolando Figueroa destacó por su capacidad para administrar los ingresos derivados de Vaca Muerta, que permitieron a la provincia mitigar los recortes presupuestarios nacionales y continuar con obras públicas financiadas con recursos propios. 

Entre sus principales logros se encuentra la implementación de la Ley de Emergencia Sanitaria, orientada a resolver la escasez de personal médico en áreas rurales, una problemática heredada de gestiones anteriores. Esta ley, aunque controversial en su formulación inicial, ha empezado a mostrar resultados positivos en la cobertura de atención médica en regiones históricamente desatendidas.

Figueroa también impulsó la regionalización, dividiendo la provincia en siete áreas para optimizar la gestión territorial y mejorar la cooperación entre niveles de gobierno. Esta estrategia fue destacada como un modelo innovador de descentralización administrativa, aunque su implementación ha enfrentado resistencias por parte de sectores que temen una redistribución desigual de los recursos. 



Sin embargo, su administración enfrentó una crisis política significativa con la destitución de Gloria Ruiz, su vicegobernadora, lo que evidenció fracturas internas en la fórmula gobernante y generó incertidumbre sobre la cohesión de su gestión, lo que evidenció las tensiones inherentes a las dinámicas de poder en una provincia donde los intereses políticos y económicos están profundamente entrelazados.

En conjunto, los gobernadores patagónicos navegaron un año lleno de desafíos y oportunidades, logrando avances significativos en ámbitos como transparencia electoral, reforma administrativa, atracción de inversiones y gestión de recursos naturales.

Aunque la unidad inicial se diluyó, cada mandatario dejó una impronta distintiva en su provincia. En el segundo año de sus gestiones, deberán consolidar sus logros y abordar los desafíos pendientes para garantizar el siempre prometido desarrollo sostenible y equitativo de la región. 
 

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