En la coalición de gobierno cada sector se mira con recelo y cuestiona los movimientos del otro. Las cuitas en Nación y los permanentes cruces en Provincia de La Cámpora y los intendentes con el Gobernador. Los sueños reeleccionistas de Alberto Fernández
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La coalición de gobierno y su principal fuerza opositora están trazados por la misma lógica política. Tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio son alianzas en las que confluyen variopintas expresiones que por sí solas no podrían alcanzar los máximos estamentos del poder. En el oficialismo las diferencias, a veces, son tan notorias y expuestas que la ruptura parece inminente; sin embargo gana el pragmatismo, que en este caso funciona como un alambre contenedor para que el FdT no vuele por el aire.
“Nadie se va a querer salir de la coalición, pero ahora son todos socios minoritarios, más que antes. Parece que hay una especie de preacuerdo implícito de que nadie se quiere mover de esa sociedad, porque nadie acumula por fuera”, analizó un dirigente con despacho en la Legislatura. Agregó que en el ámbito bonaerense hay una construcción de statu quo, compleja, en la que se ven obligados a coexistir cuatro sectores: el peronismo encarnado en los intendentes y el Jefe de Gabinete, La Cámpora, el massismo y el gobernador Axel Kicillof.
“El Frente de Todos hoy es todos contra todos”, dijo un funcionario provincial, que se mostró además muy crítico con el rumbo del gobierno nacional. Hasta las sociedades constituidas parecen haber entrado en tensión. La reacción impulsiva de Máximo Kirchner, que dejó sin presupuesto a Alberto Fernández, afectó los preacuerdos de Sergio Massa con otros espacios políticos. Y aunque el jefe del bloque del FdT y el presidente de la Cámara de Diputados siguen siendo un tándem asociado que a veces hostiga al Presidente, Massa ahora tuvo un acuerdo con Kicillof, quien nunca pudo amainar los cortocircuitos con Máximo.
Con la gestión como prioridad diaria, pero con el 2023 como punto fijo en la mira, cada uno de los sectores y actores atiende su juego, trata de conformar a su público y deja pasar circunstancias que en otro contexto significarían discusiones de divorcio. Por caso, a casi nadie le gustó que Sergio Massa, a través de sus seguidores, ya avisara que nunca renunció a su carrera presidencial; pero no se le hicieron reproches al respecto.
La paradoja es que, en la suma de las partes que componen el Frente, los espacios quizá minoritarios (y separados entre sí) son los que acompañan de manera incondicional a Alberto Fernández por un lado y a Axel Kicillof por el otro. Sin un gran armado propio, el Presidente y el Gobernador aspiran a ser tenidos en cuenta para la reelección en 2023, cimentados en que pese a tener una imagen negativa alta son los dos dirigentes que mejor miden dentro del Frente de Todos.
Un sector del peronismo bonaerense también apuesta por un nuevo mandato de Alberto antes de tener que acoplarse a una candidatura menos deseada e impuesta desde El Calafate. “Sigue sien do el dirigente que más mide dentro de nuestro espacio, el segundo entre los presidenciables es Kicillof y el tercero Massa”, admitió un legislador peronista del interior, que es crítico del Gobernador aunque reconoce su ascendencia en la opinión pública.
Pese a los dos años al frente de la Provincia y al efecto que tuvo la pandemia en cuanto a la necesidad de acercamientos políticos, Kicillof sigue sin poder conformar a la mayoría de los sectores internos y las críticas por parte de intendentes y referentes peronistas no cesan. También es cuestionado desde La Cámpora.
Los alcaldes, tras conseguir la anhelada modificación de la ley que les permitirá otra reelección, se alinean para darle su impronta a la gestión provincial a través del Jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, quien además incide de manera directa en el manejo de la Legislatura. El presidente de Diputados, Federico Otermín, es su mano derecha; y Verónica Magario, la vicegobernadora y presidenta del Senado, una aliada. Además, sostiene una sociedad política con Máximo Kirchner. Cerca de Insaurralde solo se limitan a decir que las cosas se van acomodando y que ya no existe la misma tirantez que cuando Kicillof se vio obligado a modificar su equipo por las exigencias de los intendentes, Cristina y Máximo, tras la derrota en las PASO. Pero es innegable que las tensiones internas siguen en el Gabinete bonaerense.
“Hay una especie de calma chicha, pero habrá que ver hasta dónde dura esa convivencia sin chispazos visibles con un Insaurralde que sale a caminar la Provincia para disputarle el poder futuro a su propio jefe”, advirtió un funcionario ligado a los jefes comunales.
“Se dan cuenta que los quieren desplazar y van a resistir, es la única que les queda. Cuentan con la firma de la Gobernación en un esquema nacional que se cae a pedazos, que hace que el mundo mire a la provincia de Buenos Aires como el único reducto para apalancarse”, dijo el mismo funcionario, para alertar de que la puja por la sucesión en el territorio bonaerense puede ser muy dura.
La incompatibilidad del peronismo provincial y de La Cámpora con la forma de pensar la política y de gestionar de Kicillof no ha encontrado respiros. “Son antipolítica, antiperonismo y totalmente repulsivos del peronismo bonaerense”, fustigó un dirigente que cumple funciones en el Ejecutivo, en referencia al Gobernador y a su estrecho equipo de colaboradores.
“La concepción de Kicillof de que todos los que estábamos desde antes en la política somos chorros no ha cambiado, y así no se puede. El habla de la vieja política y cuando tiene que sacar dos ministros crea una superestructura (Jefatura de Asesores) y ministerios nuevos. Eso es la vieja política”, espetó un senador oficialista.
También los reproches se dirigen a la gestión. “Faltan políticas públicas, la política instagramera no va más. Con Instagram, foto y marketing no alcanza. ¿En qué quedó lo de los chicos que iban a ir a Chapadmalal gratis, en qué quedó el tema de armar un esquema de tierras, en qué quedaron las alcaidías de las mujeres? Son todos anuncios que se hicieron al más alto nivel, con el Gobernador o ministros, pero eso no está”, inventarió un funcionario legislativo de la alianza gobernante.
“Hay ministros que en sus charlas con legisladores reconocen que la cosa no va bien, pero Kicillof está convencido que el rumbo es bueno”, agregó un exintendente del interior ahora con despacho en La Plata. “No veo que estemos mejor que la elección que pasamos recientemente y en dos años la gente se habrá olvidado más de los males del macrismo”, completó un dirigente de la Primera sección.
En el Frente de Todos los recelos entre las partes siguen tan vigentes como cuando se armó la alianza y luego se distribuyeron los cargos, y aunque algunos tienen la pasión de convertirse en una minoría contestataria y otros sostengan la teoría de las mayorías construidas desde el pragmatismo, nadie puede sacar los pies del plato si quiere sobrevivir como opción de poder.
PRO Y CONTRAS Los deseos de Insaurralde empujados por una parte del peronismo
Martín Insaurralde empezó a salir, a mostrarse un poco más. En las últimas dos semanas visitó varios distritos del Conurbano. El grupo de intendentes que lo acompaña lo empuja para posicionarlo como candidato para 2023, aunque esa empresa tiene varios escollos. El principal es la búsqueda de reelección del Gobernador.
“Martín hoy es el Florencio Randazzo que tenía en su momento Felipe Solá. El que nucleaba toda la política, que a su vez lo bancaba para ser el sucesor. Después no terminó siendo porque entró en un entuerto, dijo que no y el candidato fue Daniel Sicioli”, comentó un funcionario que quiere a Insaurralde en la cancha. La diferencia es que en aquel momento Solá no tenía posibilidad de reelección, pero Axel Kicillof sí la tiene. Quienes alientan a Insaurralde le piden que aproveche la ventaja que le da ser Jefe de Gabinete, “porque eso le permite hablar de todos los temas y recorrer la Provincia”.
“Martín es el que más posibilidades tiene, pero si no sale a caminar, a comprarse a la gente y armar volumen estamos en problemas porque el único que va a medir va a hacer Axel. Porque te puede querer toda la política, pero si no te conoce la gente estás en un problema”, reflexionó un dirigente del conurbano norte que lo quiere al Jefe de Gabinete como candidato.
Claro que no debe perderse de vista que Insaurralde es ministro de Kicillof y si hay sobreexposición generaría una tensión insostenible con el Gobernador. También se especula conque si el lomense no ve garantías de triunfo prescindiría de presentarse.
Algunos afirman que “Kicillof puede reelegir porque no hay otra figura por ahora en la Provincia, y no parece muy verosímil que el Jefe de Gabinete le haga una interna al Gobernador”. De hecho, parece poco probable que alguien enfrente al mandatario en ejercicio, y esto opera tanto para la Provincia como para la Nación; aunque en el Frente de Todos nadie descarta recurrir en adelante a la estrategia de Juntos, de ir a unas PASO con más de un candidato para ganar volumen político y electoral.
MASSA EN LA PROVINCIA Desembarcó el massismo y ya hay tensiones en el equipo de gobierno
Con la llegada de Jorge D’Onofrio al flamante ministerio de Transporte el massismo desembarcó en el gabinete provincial. La nueva cartera se desprendió del área de Infraestructura y contó con el apoyo del equipo del ministro Leonardo Nardini para resolver el primer conflicto que se presentó: el paro de líneas de colectivos por atrasos en el pago de los subsidios.
No obstante, la relación entró en cortocircuito porque no se honrarían compromisos previos. “Había algunos acuerdos que fueron incumplidos por parte de Massa, que desplaza de la nueva cartera a funcionarios que anteriormente había nombrado Leo (Nardini)”, contaron desde el ministerio de Infraestructura. Dicen que esa circunstancia enojó al ministro a cargo de la obra pública y que “se empezaron a tensar todos los temas”.
Sergio Massa parece recostarse un poco en Kicillof y no tanto en el tándem Insaurralde-intendentes, sin romper su alianza con Máximo Kirchner. “Los intendentes y La Cámpora hostigan a Kicillof, entonces Massa especula con sacar una mejor tajada al lado del Gobernador”, analizó un dirigente que conoce muy bien al tigrense y ahora trabaja para el gobierno de la Provincia.
Sobre el ingreso del Frente Renovador al gabinete bonaerense, Analía Del Franco consideró que “tiene que ver más con el aporte de una mirada diferente a una movida de conseguir votos”.
Asimismo, en cuanto al reacomodamiento de las figuras del massismo, la consultora expresó que “la veo más en carrera a Malena (Galmarini). Hace una campaña con AySA que se está luciendo. Podría ser un aporte al massismo porque ahí hay una mirada desde un lugar diferente. Si ella junta para el massismo, creo que es una buena opción”.
“Massa no está en un lugar de alto brillo, tampoco la sociedad lo ve como la tercera pata del Gobierno. La gente ve a Cristina y Alberto. Massa está en la movida superestructural y Malena en la superficie”, cerró Del Franco.
PESE A LAS MEDIACIONES La tensa relación entre Axel y Máximo que no encuentra respiro
La relación entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner, líder de La Cámpora, jamás fue de cercanía y las diferencias se profundizaron tras la derrota electoral del año pasado. En su momento, la llegada de Andrés “Cuervo” Larroque al ministerio de Desarrollo de la Comunidad tuvo como uno de sus objetivos posibilitar la convivencia entre los dos. Larroque trabajó siempre para acercarlos y se ha mantenido siempre en la delgada frontera del conflicto, donde hasta ahora lo político ha quedado subordinado a la gestión. Larroque maneja el área social y allí siempre las urgencias priman por sobre las cuestiones internas.
“Es una tarea difícil, son actores de personalidad muy fuerte y con visiones políticas diferentes”, reconocen quienes saben de los esfuerzos del ministro por calmar las aguas entre los dos. Entre las cosas que pide Máximo está la de plantarse de una manera diferente y más confrontativa con Alberto Fernández. Pero la autonomía política de Kicillof, en tanto ganador de las elecciones de 2019, colisiona con las necesidades básicas de la Provincia, que siempre necesita de los recursos adicionales del gobierno nacional. Esto imposibilita a Kicillof ir al choque permanente con el Presidente.
En el respaldo a Máximo, dirigentes de peso de la Cámpora han llegado a decir que Cristina se equivocó por ponerlo a Kicillof de Gobernador. También critican las dificultades para llegar a acuerdos políticos y hablan de una institucionalidad orillando la antipolítica
ENCUENTRO CON REPROCHES En el interior siguen las muestras de enojo de los dirigentes locales
El 5 de enero hubo un encuentro en Junín organizado por el equipo de trabajo de la vicegobernadora Verónica Magario. Participaron dirigentes de la Cuarta sección electoral y hablaron 33 personas, casi la mitad de los concurrentes, entre los que se contaban concejales, excandidatos a intendente y dirigentes que no pertenecen a La Cámpora y se recuestan en el viejo peronismo.
“El nivel de puteadas nunca lo había visto antes”, la aseveró a La Tecla uno de los participantes, quien contó que las quejas se centraron en la falta de gestión y en la siempre tirante relación del oficialismo con el campo, principal motor de la economía en el interior bonaerense, y sobre todo en la Cuarta sección. “Basta de enlatados del Conurbano, acá la realidad es el campo, la producción, otra cosa”, fue uno de los reclamos. Los dirigentes de la Provincia profunda piden políticas concretas direccionadas al sector agrario que les permitan mejorar la relación con los productores.
También hubo referencias a que se acercan ideas que no tienen eco en el gobierno; y hubo planteos sobre las visitas de ministros y funcionarios, de las cuales los dirigentes locales suelen enterarse por los medios sin ser notificados por los canales correspondientes.
“Hay falta de escucha al otro; es parte de una situación muy macro que se replica en todos los niveles”, dijo un funcionario del Senado. “La última elección fue la de menos participación del peronismo en su historia; necesitamos más contención para recuperar votos”, agregó.
En tanto, un senador del Frente de Todos dijo que “algunos adentro del gobierno ven la realidad y otros, como el Gobernador, están convencidos que vamos muy bien cuando en realidad vamos muy mal y estamos muy mal de cara a la sociedad”. En el mismo sentido, sostuvo que “preocupó el discurso de Axel en Monte Hermoso (el 18 de enero)”, atribuyéndole el éxito de la temporada a la labor de la Provincia en la campaña de vacunación.
ANALIA DEL FRANCO Kicillof como “influencer” en economía y el peso de Insaurralde
La consultora política Analía Del Franco dialogó con La Tecla sobre la situación interna del Frente de Todos tanto a nivel provincial como nacional. Con el 2023 en el radar, resaltó los cambios que se dieron en la correlación de fuerzas en el Gobierno bonaerense.
En ese sentido, sostuvo que “veo una situación en la que el gobernador quedó en un lugar de ‘influencer’ en cuestiones que tienen que ver con la economía. Está más en lo superestructural, en lo macro”.
Al mismo tiempo, describió que “existe un avance de un estilo de los intendentes, pero no del que tenían los ‘barones’, porque eso ya pasó su tiempo. El hecho de que Martín Insaurralde esté donde está, le da una impronta diferente y repercute en el Gobierno. Me parece que ahora ya no hay dos líneas, es una sola”. “Mirando al 2023, si a la Provincia no le va bien, no le irá bien ni Kicillof ni a Alberto, ni a nadie. Si no se mejora el humor social, ninguno va a tener alternativa”, consideró Del Franco.
En cuanto al panorama hacia el interior del oficialismo a nivel nacional, adelantó que “las tensiones y las posiciones diferentes van a continuar dentro del Frente de Todos. No me parece que se vayan a saldar. En un gran porcentaje tienen diferentes posiciones” y “por eso, las posiciones frente a la opinión pública no veo que se relajen”.
“También se empieza a ver el 2023 y saben que si no se mejora el humor social, no habrá 2023 para nadie. En este barco están todos. Si la gestión no brilla un poco más, no se salva nadie”, subrayó. Para finalizar, aseguró que “hay una cuestión inherente después de la pandemia y es todo lo que sucede con los oficialismos. Por lo que hay una situación de resquemor e internas. Así, no mejora el humor social y ese es el punto sobre lo que tienen que trabajar. Eso sí se está viendo internamente”.
LAS EXPECTATIVAS DE NACION Entusiasmo por el acuerdo con el FMI que alimenta ilusiones
“Estamos mucho más tranquilos, esto nos da previsibilidad”, le dijo un funcionario de Cancillería a La Tecla tras el acuerdo de la Argentina con el FMI, anunciado el viernes por el Presidente. En el albertismo se entusiasman con el efecto que puede provocar en la reactivación económica y así catapultar a Alberto Fernández a la reelección.
“No estamos muy lejos de llegar a los 100 mil millones de dólares de exportaciones, que es lo que se necesita para ablandar el cepo cambiario y terminar con la disfunción de la economía que provoca la enorme brecha cambiaria”, aducen en la Rosada. Y sacan a relucir que el año pasado se exportó por casi 78 mil millones de dólares, muy cerca del récord de 2013 con 80 mil millones. “Crecimos en 2021 recuperándonos de la pandemia de 2020, vamos a crecer este año y vamos a crecer en 2023.
Desde Néstor que el país no crece durante tres años seguidos y el presidente que venga va a tener más previsibilidad”, subrayan con optimismo en el Gobierno nacional Si bien nadie quiere hablar todavía de la reelección, si las previsiones se concretan, Fernández podría quedar bien posicionado para el 2023. Por lo pronto, el Presidente dijo el Día de la Militancia que todos tendrán la posibilidad de las PASO, en la búsqueda de contener hacia dentro. “Eso fue estratégico, cuando llegue el momento se verá, pero al final del cuento va a primar el pragmatismo de Cristina”, reconocen en el entorno presidencial.
El optimismo albertista contrasta con la visión de otros sectores internos, muy críticos de la gestión. Hay quienes sostienen que si no se cambia el rumbo de manera contundente y se atienden temas clave, como la inflación y la inseguridad, será difícil mantener el gobierno nacional en las próximas elecciones.
POR CUATRO AÑOS MAS El operativo reelección del Gobernador
Desde hace tiempo el círculo íntimo de Axel Kicillof afirma que la intención en 2023 es ir en busca de otro mandato. Sin reconocerlo tajantemente lo acaba de expresar públicamente Carlos Bianco en una entrevista.
“Está perfectamente en condiciones de mantener ese cargo por cuatro años más, pero eso lo va decidir nuestra fuerza política. Quién va a ser el candidato se decidirá de manera consensuada o en una PASO”, dijo en una entrevista el Jefe de Asesores del Gobernador. Agregó que se lanzó un plan de obras de seis años “porque sabemos que en dos no vamos a revertir todos los golpes que recibió la Provincia en los últimos 20 o 30 y se profundizaron en los últimos seis”.
Después de las elecciones y de las quejas que llegaron a sus oídos por la manera de hacer política del mandatario provincial, hay quienes afirman que “Cristina le picó el boleto”, pero al final del cuento prima siempre el pragmatismo. Y si Axel es quien más mide tendrá una ventaja sustancial sobre el resto. Kicillof no tiene un intendente que le haga de operador, ni alguien de la política que le banque la parada (algunos piensan que puede ser Sergio Berni), y la idea de la reelección por ahora solo es sostenida por su club de amigos y no por alguien que se suma para darle volumen político. Siempre hay alguien que puede surgir, sobre todo en un espacio tan amplio como el Frente de Todos, pero por ahora esa contrafigura no está y el Gobernador juega con la idea de que es la necesidad del espacio.
También cuenta en su favor que no cayó en el desprestigio político social, en el que se sumergieron otros. Kicillof se ha mostrado cauto en su vida privada, no tiene denuncias de corrupción y es uno de los pocos políticos con base en las redes que lo banca. “Axel hoy es una necesidad y él especula con eso”, analizó un funcionario legislativo peronista y de buen vínculo con La Cámpora.