23 de marzo de 2012
PRIMERAS DIFERENCIAS
En la provincia de Río Negro empieza la función
Asumió Miguel Angel Pichetto al frente del Partido Justicialista rionegrino, y el Gobernador pasó las primeras facturas. Pidió “prolijidad interna” y amenazó con cambios de Gabinete. El doble juego y el poder real de Alberto Weretilneck
“No todo lo que está haciendo el Gobierno luce a la luz de algunas dificultades internas que tenemos en el funcionamiento político”, lanzó en los últimos días el gobernador de la provincia de Río Negro, Alberto Weretilneck. Estas declaraciones vislumbraron las primeras diferencias y pases de factura entre el mandatario, proveniente del Frente Grande, y el Frente para la Victoria. La situación desembocó en rumores de cambios de Gabinete que finalmente no se concretaron, aunque muchos indican que habrá algunos movimientos acordados con el peronismo. Weretilenck se encuentra en una difícil situación. Por un lado gobernar la provincia, hecho para el cual no estaba preparado (ya que fue electo para ser vice) y por otro, hacerlo con la enorme carga de tener que lidiar con un partido que no es propio y con intereses que cada vez se ponen más de manifiesto.
La Tecla Patagonia consultó a destacados especialistas y a varios dirigentes provinciales que conocen desde hace tiempo al actual Gobernador para intentar desentrañar cuál será el rumbo que tendrá su gestión. El doble juego y el poder real que tiene Alberto Weretileneck.
Los primeros gestos
La muerte de Carlos Soria, generó una gran conmoción no solo por lo sorpresivo, trágico y misterioso que resultó el hecho sino que también porque generó en alguna medida una crisis política en la provincia. Es que con su desaparición física, el mando provincial quedó en manos del vice Alberto Weretilneck, un hombre proveniente del Frente Grande, que tuvo una gestión exitosa en la ciudad de Cipolletti, pero que se encolumnaba bajo la fuerte personalidad y conducción de Carlos Soria, un peronista de vieja data que le ganó la pulseada al senador nacional Miguel Pichetto y consiguió ser candidato. Muchos de los dirigentes consultados señalan que la muerte de Carlos Soria sólo precipitó los planes de Alberto Weretilneck que tenía aspiraciones a la Gobernación. Teniendo en cuenta los hechos será imposible saberlo. Weretilneck es gobernador de la provincia de Río Negro. Y lo es representando al Partido Justicialista, más allá de su pertenencia, quien se hizo del poder luego de 28 años de hegemonía radical. Desde el primer momento, el hombre de Cipolletti, tuvo el apoyo del Gobierno nacional, que buscó mantener la institucionalidad, con un gobierno que apenas empezaba. Desde ese momento, la figura de Pichetto, que a decir verdad había quedado relegada bajo la de Soria, volvió a tomar protagonismo. El senador K se convirtió en una especie de “comisario político” de la Rosada. Es el nexo principal con Nación, pero además como flamante conductor del peronismo provincial, nuclea a varios intendentes de peso territorial. Toda la dirigencia de Río Negro sabe que nuevo gobernador necesitará el apoyo incondicional del peronismo. Casi la totalidad del Gabinete y del bloque de la Legislatura responden al PJ. Sólo siete de las 30 bancas corresponden al Frente Grande.
La espalda política de Weretilneck es tan delgada que ni siquiera todo su partido está alineado tras su figura. El Frente Grande se había quebrado con el cierre de las candidaturas. Un sector encabezado Weretilneck cerró con Soria y Pichetto, mientras que otro sector, encabezado por Julio Arriaga, se fue con el radical K César Barbeito.
Consciente de que le tocaba caminar por una delgada cornisa, Weretilneck, tuvo durante sus primeros días de Gobierno, algunos gestos que fueron bien aceptados por la plana peronista. De aquí se desprendió el desembarco por ejemplo, de Juan Manuel Pichetto, hijo del senador nacional, en el ministerio de la Producción; algunos otros movimientos en el Gabinete; y la elección de Carlos Peralta, un sorista puro, como vicegobernador. Por un lado el Frente para la Victoria le aseguraba la gobernabilidad a Weretilneck y por otro le marca cuáles eran los límites. Fue el propio Pichetto quien días después de la asunción de Weretilneck expresó: "El justicialismo de Río Negro siempre fue respetuoso del esquema institucional, y no vamos a forzar nada, aun sabiendo que somos el partido mayoritario en la provincia". En ese sentido, recordó que el justicialismo tiene "33 municipios y mayoría parlamentaria" y de inmediato agregó: "Pero vamos a acompañar a Weretileneck, que es un hombre del proyecto nacional". Y añadió:"Soria expresaba genuinamente al peronismo de Río Negro, que estuvo 28 años en el llano. Ahora hay una nueva realidad y asumió un hombre del Frente Grande".
Las primeras diferencias
En los últimos días comenzaron a vislumbrarse las primeras diferencias entre Alberto Weretilneck y la dirigencia peronista. Sin más, el Gobernador transmitió un claro mensaje al justicialismo. Le pidió “un mejor ordenamiento” y “prolijidad interna”.
La advertencia fue en tono coloquial y medido, pero hasta desencadenó rumores de cambio de Gabinete. Las declaraciones de Weretilneck fueron casualmente realizadas unas horas antes de que el senador nacional, Miguel Ángel Pichetto, asumiera formalmente la conducción del Partido Justicialista. El ex intendente de Cipolletti quiere ordenar rápidamente su gestión y darle su propia impronta. El cumplió con todos los pedidos del peronismo y ahora buscar calmar las aguas con una administración ordenada y sin discrepancias internas que compliquen a su Gobierno. Unas horas antes de mostrarse en el acto de asunción de Pichetto en el PJ, el Gobernador lanzaba: “Tengo contacto con todos los dirigentes. Esperemos un mejor ordenamiento con la asunción en el PJ de la nueva conducción. Con Pichetto me siento respaldado y acompañado, pero falta más prolijidad interna en el PJ y esperemos que esto se consolide”. Y agregó: “No todo lo que está haciendo el Gobierno luce a la luz de algunas dificultades internas que tenemos en el funcionamiento político”. En este sentido recordó que el reciente llamado a la reflexión que pidió a los principales dirigentes del PJ rionegrino fue “para que el Gobierno sea visualizado por todos los rionegrinos y porque hace falta que tengamos menos ruido interno. Me parece una picardía que eso trabe u oculte logros del Gobierno durante estos 90 días”, señaló el gobernador durante un tramo de una rueda de prensa que ofreció en Casa de Gobierno después de un acto oficial. Luego expresó: “no están previstos cambios en el Gabinete”, aunque si no hay un ordenamiento interno, es probable que los haya”. Entre los cambios que sonaban y que podrían concretarse en los próximos días está el de Hugo Lastra quien podría dejar la cartera de Gobierno. Esta modificación, que habría sido acordada con Pichetto, sería para darle lugar a uno de sus hombres en un área tan delicada como es esta. Se habla del actual presidente del Concejo Deliberante de Cipolletti, Juan Elbi Cides o del ex secretario del municipio durante las gestiones de Weretilneck, Claudio Di Tella. Además, en la nueva ley de ministerios que tiene pensada el Ejecutivo, la figura del ministro de Economía, Alejandro Palmieri, perdería poder. Es que el ministerio de la Producción, hoy a cargo del hijo de Pichetto, pasaría a desempeñar algunas tareas de la cartera de Hacienda. Los cambios aún no están definidos, todo dependerá, según lo expresó el propio Weretilneck de cómo se manejen de acá en más las internas dentro del partido. Lo cierto es que más allá de las circunstancias bajo las cuales le toca gobernar, Alberto Weretilneck, se muestra como un hombre de gestión, dispuesto u obligado a escuchar aunque con grandes ambiciones personales. Así lo entiende, el médico psiquiátrico, Miguel Maldonado, quien expresó a La Tecla Patagonia, que más allá de que Weretilneck se muestre como un hombre conciliador “tiene grandes ambiciones y sólo hay que esperar a que muestre sus uñas”. Otros lo ven como un hombre dispuesto a respetar el mandato peronista, partido que en legítima ley ganó las elecciones. Así se expresó el referente de la CGT provincial, Rubén Belich, quien aseguró que “el poder de Alberto Weretilneck depende de otro partido que no es el propio”. Quienes lo conocen desde hace muchos años lo definen como un hombre decidido, de fuertes convicciones aunque con un estilo y liderazgo totalmente diferente al de Carlos Soria. Reconocen sus cualidades a la hora de la gestión, tuvo una buena experiencia en Cipolletti, y aseguran que tendrá la suficiente cintura política para sortear los escollos y cumplir con los cuatro años que tiene por delante. Por lo pronto el Gobernador marcó, aunque tibiamente, algunos límites. Quiere una administración ordenada y tranquila. Habrá que ver si las pretensiones del peronismo y de un sector del mismo que se encolumnaba detrás de Soria, le harán fácil el camino. Por lo pronto, Weretilneck cumple y escucha pero sin lugar a dudas en la provincia de Río Negro, se levantó el telón y comenzó la función.
La nota completa en el Revista La Tecla Patagonia número 82