La otra reestructuración de Guzmán, abrazo a Cristina y suma de poder propio
El ministro de Economía de la Nación se anotó como artífice del principal hito del gobierno de Todos. Sacó ganancia, pasó de cuadro técnico a jugador político y ganó espacio. “Está en modo rockstar”, dicen en la provincia de Buenos Aires.
Desde su asunción, el gobierno de Alberto Fernández se estableció dos escenarios como ejes para la gestión: la solidaridad en la lucha contra el hambre y el federalismo. Esos puntos fueron los hitos que la administración de Todos se impuso de cara a la sociedad y a llevar adelante la responsabilidad de gestión, así lo ejemplificó en su momento el analista Gustavo Córdoba.
La dificultad que presentaba la negociación por la deuda fue el motivo por el que se decidió sacarla de la principal agenda del oficialismo mientras se avanzaba en la negociación. El paso del tiempo, pandemia de por medio y con la crisis social – económica profundizada, el acuerdo y la reestructuración de la deuda bajo legislación extranjera se convirtió en el primer y único hito –por el momento – del gobierno de Alberto.
En ese escenario, el ministro de Economía de la Nación y encargado de negociar con los acreedores, Martín Guzmán, se ubicó como el principal protagonista de la celebración oficial. El buen andar de la negociación no solo trajo resultados positivos para las arcas nacionales, sino que el molino propio de Guzmán se llenó de agua y tomó vuelo por sí mismo. O mejor dicho “amadrinado”.
Uno de los intendentes peronistas del Conurbano reconoció a LaTecla.info: “Nos decían que arreglaba la deuda y se iba, pero no”. Finalmente logró el acuerdo e hizo gala de la descripción que realizó en su momento el premio Nobel de Economía y su mentor, Joseph Stiglitz, en el diario británico The Guardian: “Es la persona adecuada en el lugar correcto, en el momento correcto”. La crisis se convirtió en una oportunidad que Guzmán aprovechó para sumar poder político y dejar de lado la categoría de cuadro técnico.
No lo hizo solo, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, fue parte necesaria del crecimiento ajeno para ganar internamente. CFK tomó a Guzmán como un “propio” y lo subió al selecto grupo de funcionarios que tienen llegada directa a su celular. Los otros son Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior y uno de los jefes de La Cámpora; y Agustín “Chivo” Rossi, ministro de Defensa y espada política del kirchnerismo old school. Alberto lo sabe y lo reconoció: “Hablamos con Martín y concluíamos en que lindo es hablar con Cristina por su inteligencia”, lanzó hace pocas horas.
Hasta el momento de optar por el madrinazgo de “la Jefa”, Guzmán era el único integrante del Gabinete nacional sin un bando definido. Ni albertista, ni massista, ni sindicalista, ni kirchnerista. Ahora, “el rockstar” del Gobierno, como lo definen de este lado de la General Paz, juega con el kirchnerismo sin ser un nacido en esa cuna.
Uno de los visionarios sobre el andar de Guzmán fue el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Según comentan desde el oficialismo, la mano derecha del Presidente comentaba a sus colaboradores y dirigentes que “Guzmán viene a arreglar la deuda y a hacer política”. En tanto, una fuente del gobierno nacional consideró que “no es que escaló en el Gabinete más allá del lugar que ya ocupaba, lo que pasa es que metió el gol que tenía que meter y eso lo puso en el primer plano, pero seguirá siendo un actor central".
Lo que es cierto es que Guzmán ganó terreno y se quedó con el control de áreas sensibles y estratégicas en comunión con el mundillo K. La codiciada secretaría de Energía pasó a manos del neuquino Darío Martínez, hombre del Instituto Patria, y abandonó la órbita del ministerio de Desarrollo Productivo que conduce Matías Kulfas para ubicarse en el organigrama del ministerio económico que lidera Guzmán. “Se quedó con Vaca Muerta”, señalaron desde el Partido Justicialista (PJ) nacional.
El cambio de Energía a la órbita del hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata cayó en gracia para los intendentes del Conurbano por una temática sensible a los intereses de sus poblaciones, las tarifas. “Está bien que esté en Economía, por lo estratégico del tema, tiene que ver con las tarifas y demás”, señalaron los hombres que en lo que va de gestión no tuvieron un mano a mano ni presencial ni virtual con él, pero lo aceptan por los beneplácitos acumulados y el canje de deuda. Otro factor para el aval de los alcaldes fue el apoyo de Sergio Massa y Máximo Kirchner, que se encargaron de mantener al tanto a los dirigentes con responsabilidad comunal sobre el avance de la negociación con los bonistas.
En un gesto de paz hacia Kulfas, Guzmán lo sumó a la primera reunión que mantuvo con Martínez para definir la agenda energética. La cita duró cerca de una hora y una vez que el titular de Desarrollo Productivo se retiró, el platense y el neuquino avanzaron en privado por un lapso más prolongado que el mitin tripartito. Solo fue un gesto político, sostienen en Nación.
Ese mismo día, una serie de renuncias en el ministerio de Obras Públicas aparecieron como una ganancia colateral para el “rockstar” del Gobierno y una derrota residual para Kulfas y el titular de la cartera de Obras, Gabriel Katopodis, que no pudo defender a tres de sus hombres.
Es que, el derrotero de los Proyectos Públicos Privados que dejó la gestión de Mauricio Macri acabó con la salida del Jefe de Gabinete de Obras Públicas, Gerardo Otero; el gerente ejecutivo de Planeamiento y Concesiones de Vialidad, Gerardo Tarchinale, y el titular del área de Asuntos Jurídicos de Vialidad, Juan Manuel Prada. Conforme se rumorea en la Provincia, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, pidió sus cabezas por consensuar la salida en paz y sin multas para las firmas privadas que formaron parte de los PPP. La funcionaria albertista, hizo propia una impronta K y reclamaba – aun lo hace – multas millonarias a las firmas que se comprometieron y no invirtieron.
Como si fuera poco, las tres vacantes serían ocupadas por hombres (o mujeres) de la estructura del Patria y los intendentes del Conurbano, que gozan de buena relación entre sí. “Todavía no sabemos quienes van a asumir, pero es lógico pensar en un reparto equitativo”, lanzaron a este medio. Vale destacar que, las obras de infraestructura serán centrales en el plan de 61 puntos que Alberto Fernández elabora para la salida de la pandemia.
Con su llegada a la contención de la Vicepresidenta, Guzmán pasó de ser un posible “ex ministro” a quedarse con control de áreas claves. Claro está, siempre en alianza con el kirchnerismo que se mueve en silencio y acumula poder en el Gabinete. No es casualidad que, la conversación política más importante antes del anuncio del canje de deuda el pasado lunes se desarrolló en el despacho de Wado de Pedro y los presentes además del anfitrión de la oficina fueron CFK, Guzmán, Massa, Máximo, y Axel Kicillof, con quien es comparado Guzmán en el Patria: “un externo que se hizo propio”. Al sexteto, se sumó sobre el final Alberto.
La llegada de Guzmán a Nación
Fueron varios los nombres que se barajaron para hacerse cargo de la economía nacional entre la victoria en las urnas y la asunción el 10 de diciembre último. Si bien se mantuvo en silencio hasta una semana antes de asumir como Ministro, la llegada de Martín Guzmán al gobierno de Alberto Fernández comenzó a pergeñarse al poco tiempo de ganadas las elecciones de octubre pasado e incluyó a varios actores.
Desde el Papa Francisco; y hasta la directora de la CEPAL, Alicia Bárcena, fueron protagonistas claves de las conversaciones. El Sumo Pontífice y la titula de CEPAL conversaron con Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional (FMI) para conocer su opinión. Incluso, está última fue la encargada de transmitirle a Alberto que el FMI “recomendó” como asesor a Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y de estrecha relación con el kirchnerismo.
Allí, las miradas apuntaron a Guzmán, que ya había recibido el beneplácito de CFK producto de la recomendación que realizó Stiglitz: “Es la persona adecuada en el lugar correcto, en el momento correcto”. Lo escribió en el diario británico The Guardian y se lo dijo a CFK en privado. Solamente bastó un llamado telefónico de Alberto a Guzmán para que deje su residencia en Washington y se mude a Buenos Aires.